lunes, 10 de octubre de 2011

LA CASA DE LOS PANERO Y JOSEBA SARRIONANDIA

LA CASA DE LOS PANERO Y JOSEBA SARRIONANDIA

En agosto de este año se reabrió la casa de la familia Panero en Astorga por parte del Ayuntamiento para que se convierta en un referente de cultura. La casa deshabitada, desencantada, que la película de Chavarri mitificó y “Después de tantos años” volvió a sacar en pantalla, ya abandonada, ahora pretende convertirse en centro de actividad literaria y cultural de Astorga.

Por otra parte, Joseba Sarrionandia gana el Premio Euskadi de Ensayo. Sarrionandia lleva unos veintiséis años sin domicilio conocido, y por curiosos azares de mi enfermizo cerebro, se me ocurrió que, durante todos estos años en los que no se conoce domicilio de Sarrionandia, ya que, desde mil novecientos ochenta y cinco está buscado por la justicia, podría haber estado un tiempo de okupa en la casa que fue de los Panero.

Me lo imaginé escribiendo sus poemas en un rincón de esa casa tan mitificada, sin restaurarla por temor a que le capturasen las fuerzas del Estado, y, justo ahora que la restauran, saliendo de su cautiverio para ir a recoger el premio de dieciocho mil euros en su Euskadi natal.


Pero, evidentemente, nada de esto es factible. Principalmente porque Sarrionandia es un activista de ETA evadido de la cárcel hace veintiséis años y el Gobierno ha retenido la guita hasta que regularice su situación. Seguramente, amigos del blog, lo conoceréis por la historia de la mítica canción de Kortatu “Sarri, Sarri”, donde se narra su famosa huida de Martutene, en Donosita, junto a Iñaki Pikabea, escondiéndose en bafles tras un concierto de Imanol. Quién no ha bailado este tema estando pedo en el antzoki de Bilbo y ha tenido que salir fuera a potar, para acabar la noche en “El balcón de la Lola”, arrasando con los gin-tonics, ¿eh?...

El caso es que Sarrionandia vuelve a ser noticia por el tema del premio, ya que, a pesar de ser un autor de sobra conocido y con múltiples premios, estos últimos nunca le habían sido concedidos por el Gobierno vasco. Con un par de vistazos si ponéis su nombre en Google (Joseba Sarrionandia), descubriréis que, al parecer, su delito, por el que lleva toda la vida fuera de circulación (a pesar de haber seguido publicando frecuentemente), ya ha prescrito. Y eso me lleva a lo importante: su poesía. Como casi todos los buenos escritores, con su obra, Sarrionandia, da respuesta a las preguntas de periodistas supuestamente interesados en su obra. Así, si alguien le preguntase que por qué no regresa a Euskadi si ya no hay peligro de cárcel, podría responderle con su poema Preso egon denaren gogoa:

Preso egon denaren gogoa
gartzelara itzultzen da beti.
Kalean juje, fiskal eta
abokatuekin gurutzatzen da,
eta poliziek, identifikatu ez arren,
beste inori baino gehiago
begiratzen diote, bere pausua
sosegatua ez delako
edo sosegatuegia delako.
Bere bihotz barruan
betirako kondenatu bat dago.

El pensamiento de quien ha estado preso:

El pensamiento de quien ha estado preso
vuelve siempre a la prisión.
En la calle se cruza
con jueces, fiscales y abogados
y los policías, aun sin reconocerlo,
lo miran más que a cualquier otro,
porque su paso no es sosegado
o bien porque su paso es
demasiado sosegado.
En su corazón habita, de por vida,
un condenado.


Una de las cosas que me gustan de Sarrionandia, es su forma de implicarse en la literatura y la vida. Le supongo influencias de un gigante, Pessoa, del que tradujo al euskera “El marinero”. En El País, donde hicieron un reportaje sobre su obra recientemente, recogen, entre otras, esta frase de su entrevista con el periodista Hasier Exteberría: “Nada ha estado más presente en mi vida que la literatura”. Sobran las explicaciones, aunque la tinta corra en más cantidades para tratar su vida que su obra, empeñados en no entender. El reportaje de El País, donde el periodista llega a tocar el tema de diferencia entre obra/autor, moral/estética, etc… incluso citando la pasada no-conmemoración de los cincuenta años de la muerte de Cèline en Francia por lo de sus panfletos antisemitas… De verdad, los periodistas, tienen una afición que no es normal con lo el rollo de los extremos que se tocan y la repetición de la mentira como forma de sentar bases para sus opiniones. No, si al final, la peña, acabará pensando que Cèline era un nazi de pro. Les diría lo que comentaba antes cuando citaba el poema de Sarrionandia, los autores seguramente muestren más en sus obras que en una entrevista, y, teniendo por seguro que cualquier periodista habrá leído al menos Viaje al fin de la noche, no me cabe en la cabeza como pueden seguir con ese rollo, ¡pero bueno!

Por lo menos, el anterior citado reportaje, sí explica las causas que llevaron a la cárcel a Sarrionandia, donde no hubo delito de sangre.

Volviendo al hilo de la casa familiar de los Panero, de la que se pueden ver distintos fotogramas en Internet del antes y después, aunque obvio por su condición de fugado, es curioso que a Sarrionandia, desde la foto que le tomaron hace veintiséis años, no se le ha vuelto a ver fotografiado, en contraposición con las múltiples fotos, videos, entrevistas y películas que puedes encontrar de la familia Panero.

Y te cuento. Abren la casa para hacer recitales, congresos, exposiciones... esa mierda. Al parecer, la han restaurado bastante bien (son dos plantas de quinientos metros cuadrados cada una) obra que empezó el alcalde Juan José Perandones, aunque, como pronosticó un ya borroso Michi Panero, no se acabó “a tiempo”, y es otra la alcaldesa que ha podido inaugurar la casa. Su nombre es Victorina Alonso, y debe estar contenta, ya que pasaron la prueba de fuego superando los diez mil visitantes en la primera semana. Cuenta la alcaldesa, que, como su actual homóloga de Gijón, es médico de profesión, tuvo que asistir a Michi Panero en sus últimos estertores, cuando llegó a Astorga al final de su vida, presentándose “sin nada, sin ni si quiera un número de la Seguridad Social, sin un sitio a donde ir, sin casa”.

Supongo, amigos del blog, seguidores fieles, que, si me paso, como hace un par de veranos, a tomar algo por Astorga, iré a visitarla. Y comprobaré si hay indicios de que Sarrionandia pudiera haberla okupado durante algún tiempo. ¿Por qué no? Si la mayoría de gente le cree en Cuba, ocultarse en un pueblecito de León no es mala idea. Él dijo: la casa, la patria, tal y como la conocimos, tal y como la deseamos, no existe. ...

Y me recuerda, más por el momento en el que lo leí que por el contenido del libro, “Escrito a cada instante”, de Leopoldo Panero, cuyo busto se encuentra en la casa Panero. En el momento en el que lo leí, yo tampoco tenía casa, como Michi, en el sentido más práctico, o en el sentido que sugiere Sarrionandia, con el que, por estar más al alcance, creo, los versos de la familia Panero, a excepción quizás del anteriormente citado Leopoldo Panero, cuya poesía tiene sentido sólo si es leída la obra completa, finalizo esta entrada al blog con su poema.



ESKLABU ERREMINTARIA

Sartaldeko oihanetan gatibaturik
Erromara ekarri zinduten, esklabua,
erremintari ofizioa eman zizuten
eta kateak egiten dituzu.
Labetik ateratzen duzun burdin goria
nahieran molda zenezake,
ezpatak egin ditzakezu
zure herritarrek kateak hauts ditzaten,
bainan zuk, esklabu horrek,
kateak egiten dituzu, kate gehiago.


ESCLAVO HERRERO

Cautivo en las selvas de occidente
te trajeron a Roma, esclavo,
te dieron el oficio de herrero
y haces cadenas.
El hierro al rojo que sacas de los hornos
lo puedes moldear como quieras,
puedes hacer espadas
para que tus paisanos rompan sus cadenas,
pero tu, ese esclavo,
haces cadenas, mas cadenas.


Joseba Sarrionandia.

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